Un cuidadoso estudio de los usos principales de la vivienda, en relación directa a la topografía del solar, sus orientaciones y vistas, derivaron en la elaboración de una propuesta que intenta aglutinar las distintas variables descriptas.
Se designaron paquetes importantes de usos, que fueron organizados en tres grupos. De esta manera, los paquetes correspondientes a Ocio, Estancia y Descanso promovieron no solo la organización de usos de la vivienda, sino también su organización espacial a través de una disposición por estratos.
Cuatro x cuatro es una medida de habitación. También puede significar las medidas de un patio mínimo. En este caso significa un criterio de construcción, una forma de abordaje del proyecto. Un pensamiento traducido a valores precisos, cuantificables y repetibles, una sistematicidad dirigida.
La definición del espacio lo determina un cuadrado. Sobre esta superficie se traza una grilla de nueve cuadrados de cuatro x cuatro. La materialización del perímetro es definido por cuatro muros, dos de ellos medianeros. El área del cuadrado define su cubierta. Cuatro columnas colaboran en liberar el espacio central.
Al plantearnos el proyecto del Recinto Ferial, dentro del área dominada por el Parque Metropolitano, pensamos que el proyecto debía construir ciudad y no ser un objeto singular en medio de una zona verde. Esta construcción de ciudad la planteamos a través de un proyecto modular y repetitivo organizado a lo largo de una calle pública peatonal. Estos módulos están compuestos por un recinto cubierto, un área semicubierta y un área abierta. Los espacios cubiertos son principalmente los salones expositivos cerrados, y los espacios abiertos, son los lugares de exposición al aire libre.
El barrio pertenece a una zona residencial de Vilassar de Mar. Su ambiente mediterráneo, de baja densidad y abundante vegetación, solo se ve empañado por la presencia de un edificio de bloque de viviendas situado en la acera opuesta al solar. La irregularidad del solar, además de su dimensión reducida, acotaron el proceso de diseño al estar sujetos a la delimitación específica de retiros. A su vez, la delimitación de superficies por nivel y la delimitación de alturas por planta, fueron condicionando cada vez más la propuesta. La normativa no generó el proyecto, pero si las variables fundamentales de diseño. Con la idea de no luchar contra estas normativas, sino de orientar los esfuerzos en el mismo sentido, se procuró obtener de éstas una síntesis de proyecto.
En el proyecto del Centro Cultural Italiano, la intervención en la Vieja Usina Eléctrica del Puerto de Mar del Plata nos enfrenta a un ejercicio de intersección entre una arquitectura preexistente y una nueva. Nos gusta afirmar, como Grassi, que el grado de autonomía de la intervención está en relación inversa a la calidad del soporte. A mayor calidad del soporte menor libertad de transformación e intervención. En el caso de la Vieja Usina, que tiene un valor patrimonial como edificio, produjo que su refuncionalización se realizara conservando todos sus valores como arquitectura industrial.
La ciudad de Kisa carece de un centro urbano consolidado, manifestando problemas de localización e identidad. El proyecto pretende generar una nueva identidad en Kisa, lograda a traves de un centro urbano más dinámico. Este nuevo centro se construye a traves de múltiples recorridos peatonales, dispuestos entre los distintos programas que constituyen la propuesta. De esta manera, se establecen diálogos constantes entre edificios y territorio, programas y lugar, dotando al espacio un nuevo tejido de relaciones.
La propuesta celebra la proporción alargada del solar y la contrastada diferenciación del programa. Se definen puntos de encuentro que generan una natural transición entre programas y usos, naturalizando el recorrido. De esta manera, se niega el concepto de centralidad como un area definida, y se defiende la construcción del espacio urbano como la natural transición entre pequeñas centralidades.
La reinterpretación de este nuevo límite construido, marca el planteo arquitectónico del proyecto. Se piensa el límite como la una línea blanca de cristal que flota sobre el nivel de la calle y dialoga con el parque. Una caja de cristal con múltiples reflejos de los árboles del parque, una caja de luz, un nuevo referente para la ciudad. El parque siempre esta presente, desde la espacialidad interior, o desde el recorrido exterior del edificio. Este nuevo limite representa la reinterpretación de las dos grandes naves de la estación, en contraposición al sólido y macizo de los edificios del entorno un gran volumen lleno de luz que flota frente al entorno, reconceptualizando el espacio de la Estación de Francia. El edificio consolida las dos alineaciones de las cornisas de la estación y de la Avenida del Marqués de Argentera reconstituyendo esta alineación urbana y definiendo su volumetría.
El hospital se sitúa en las afueras del municipio de Quevedo. Del análisis del programa se determinaron y proyectaron los elementos altamente tecnificados o de requerimiento de funcionamiento muy especializado como el núcleo quirúrgico, la central de abastecimiento y rayos, considerándose el resto del hospital como de diseño indeterminado, resuelto a través del marco ordenador, donde las distintas funciones podrán adoptar su forma particular en relación a su dinámica de cambio y transformación propia. El sistema propuesto es una malla ortogonal formada por una unidad repetitiva, donde la malla constituye el marco ordenador de los espacios que integran el conjunto.
El proyecto permite abordar el problema urbano de los barrios cerrados, en un lugar de gran potencial, con grandes visuales hacia el río. Se refuerza el carácter público de la mirada y al mismo tiempo se intenta crear ambientes protegidos del exterior, aptos para vivienda residencial. Las viviendas se desarrollan en un nivel, ingresando por un patio central que reúne los accesos a cada local. Los tanques de agua nos otorgan la posibilidad de señalar al viajero la existencia de una repetición, sin obstaculizar la percepción del lugar.
Intentamos pensar como conformar un espacio doméstico en el territorio extenso y plano de la pampa. La vivienda, compactándose en el extremo frontal del terreno, genera un nuevo lugar entre la construcción y la pantalla de árboles ubicada en la parte posterior. De esta manera, frente al vacío infinito, la obra toma posesión de un vacío más resguardado, intimo.
Buscar un lugar no solo responde a hechos estéticos conocidos. Responde a esa mirada que se constituye en el reconocer rasgos, datos significativos y ciertos potenciales que el Arquitecto, como constructor de espacios, debe indagar, mejorar y quizás, construir.
Así, la búsqueda de este lugar respondió a otras estéticas, menos conocidas, pero no menos significativas y potenciales. Reubicar un pueblo de pescadores, ubicados naturalmente al margen del río Paraná nos atrajo de manera singular. Reconocer e indagar la calidad de espacios, desde la habitación y el trabajo en un lugar que responde directamente a ellos, y donde el encargo del emprendimiento, seria casi una utópica posibilidad.
El proyecto se plantea como un gran ojo que mira a la montaña de Collserola por lo que su posición en el solar es libre sin guardar una alineación estricta a la Calle Víctor Hugo, de acuerdo a buscar las mejores vistas.
El edificio principal está formado por dos volúmenes de geometría rectangular de tres plantas que se conectan mediante otro volumen central de forma redondeada que absorbe las circulaciones públicas del edificio, tanto en vertical como en horizontal, y que genera dobles y triples alturas que dotan al edificio de una espacialidad y una escala propias de un edificio de estas características. A éste volumen principal se anexa la pequeña caja del SPA, que prácticamente queda absorbida en la topografía del terreno.